Hoy en día tenemos que aceptar, como profesionales en el rubro de la publicidad digital, que las personas que empíricamente se dedican a solo cumplir una función están destinadas a quedarse en el camino y difícilmente podrán cosechar casos de éxitos.
Esto provoca una de las falencias más comunes en equipos digitales, apuntar en diferentes direcciones sin tener claro un norte al momento de planear y ejecutar una estrategia 360. Por eso, en nuestra agencia, diariamente la comunicación es un método de acoplamiento entre las diferentes áreas.
Por ejemplo, cuando recibimos algún requerimiento del cliente, seguimos el siguiente procedimiento:
• Realizamos un análisis del entorno interno (fortalezas y activos de la compañía) con la finalidad de involucrar correctamente el ADN.
• Luego hacemos un análisis del entorno externo (estrategias de la competencia) para elaborar un benchmark.
• Finalmente estudiamos la cadena de valor del cliente (ciclo de compra) para detectar oportunidades digitales en las plataformas pertinentes.
Después de haber ejecutado los pasos anteriores, hallamos la primera acción a tomar y el proyecto será derivado al área correspondiente.
Además, la estrategia digital debe brindar indicadores medibles sobre cómo usar los medios digitales para conseguir los respectivos objetivos basándonos en el concepto SMART:
• Specific (Específico)
• Measurable (Medible)
• Attainable (Alcanzable)
• Relevant (Relevante)
• Time-Based (Basado en tiempo)
Finalmente, concluyo que la clave consiste en definir e implantar la estrategia digital adecuada a cada cliente, y sea ejecutada por cada área dentro de la Agencia: marketeros, publicistas, comunicadores, creativos, diseñadores, planners, analistas, desarrolladores, ejecutivos y gerencia.