“Fue inspiración para una familia de emprendedores que siguen sus enseñanzas”, se despide la compañía que fundó en 1988. Un recuento por la historia que Eduardo Añaños empezó a escribir en el patio de una casa en Huamanga y que hoy posee ocho marcas globales
La noche del sábado 21 de diciembre, a los 94 años, falleció Eduardo Añaños Pérez. El visionario fundador de AJE es valorado entre la opinión pública por iniciar una de las empresas de bebidas más reconocidas en Perú. AJE, creada en la década de 1980 en Ayacucho, hoy goza de presencia internacional, operando en más de 20 países alrededor del mundo. “Siempre vivirá en nuestros corazonres”, se despidió la compañía.
“Fue inspiración para una familia de emprendedores que siguen sus enseñanzas. Hoy, más que nunca, honramos su visión y amor por la familia, que nos inspiró a soñar en grande a trabajar con audacia y a nunca rendirnos”, se lee en el comunicado de Grupo AJE respecto a la sensible noticia. Además, recordaron los orígenes de la empresa dueña de marcas como Kola Real, Volt, Cifrut, Pulp, entre otros.
“Hace 36 años, en un contexto difícil, Eduardo y su esposa Mirtha, junto a sus seis hijos, se atrevieron a dar un paso que cambiaría no solo sus vidas, sino también el destino de miles de peruanos”, dice en el comunicado. Al medio día de hoy, lunes 23 de diciembre, se llevó a cabo el entierro.

Grupo AJE, la empresa fundada por Eduardo Añaños
Todo tuvo origen en la provincia de San Miguel (Ayacucho). El matrimonio, compuesto por Eduardo y Mirtha Añaños basaba la economía familiar en su pequeña chacra dedicada a la siembra de maíz, trigo y demás legumbres.
Pero todo cambió a inicio de los años 80. En el interior del Perú, el grupo terroristas Sendero Luminoso comenzó a marca presencia en la zona. Por eso, la familia escapó a Huamanga. En esa ciudad, pero en 1988, Eduardo y su hijo Jorge comenzaron la fabricación de Kola Real en el patio de su casa.
Inicialmente era solo una máquina de llenado y embotellado con capacidad para 50 cajas de gaseosas por día. La producción era lenta, pero la imposibilidad de que los camiones de Coca-Cola y Pepsi lograsen entrar a la zona por presencia de Sendero hacía que la demanda por bebidas gaseosas sea alta. En 1997 la bebida llegó a Lima y lograron la internacionalización en el 2000. Todo lo que siguió en el futuro fueron éxitos.
“En nombre de todos lo que formamos parte de la gran familia AJE, agradecemos a Eduardo por su ejemplo por su tenacidad, por su generosidad y por habernos mostrado que siempre se puede soñar en grande, sin importar las circunstancias”.