La iniciativa busca detener el rápido crecimiento de este tipo de moda al reconocer su impacto ambiental negativo y la necesidad de promover prácticas más sostenibles en la industria textil.
La preocupación por el impacto ambiental de la moda ha ido en aumento en los últimos tiempos, especialmente con el auge del «fast fashion». Dos de cada cinco consumidores ahora ven la moda como perjudicial para el medio ambiente, una estadística reveladora que refleja una conciencia creciente sobre la sostenibilidad en la industria textil. En este contexto, países como Francia están tomando medidas pioneras para abordar este problema, como lo demuestra un reciente proyecto de ley dirigido a detener el avance de las plataformas de moda fast fashion como Shein o Temu.
De acuerdo con Reuters, la esencia de esta legislación radica en penalizar los productos de moda fast fashion debido a su impacto ambiental. El proyecto de ley, aprobado recientemente, propone un recargo ambiental progresivo que se aplicaría a partir del año 2025. Inicialmente, se establecería en 5 euros por prenda y aumentaría hasta alcanzar los 10 euros por prenda para el año 2030. Es importante destacar que este recargo no puede exceder el 50% del precio original del artículo. Además, se contempla la prohibición de la publicidad de estos productos, lo que busca desincentivar su consumo y promover alternativas más sostenibles.
La motivación detrás de esta iniciativa es clara: frenar el crecimiento desmedido de la moda fast fashion, que se caracteriza por la producción masiva de prendas a precios muy bajos. Esta práctica, aunque atractiva para muchos consumidores por su accesibilidad económica, tiene consecuencias devastadoras para el medio ambiente y socava los esfuerzos hacia la sostenibilidad en la industria de la moda.
El ministro de Transición Ecológica y Cohesión Territorial de Francia, Christophe Béchu, destacó la importancia de esta ley como un paso crucial para enfrentar la sobreproducción de ropa, especialmente aquella que proviene de regiones donde las normas ambientales son menos estrictas. Béchu subraya que la legislación no apunta a empresas como Shein o Temu, sino que busca abordar el problema sistémico de la sobreproducción y el impacto ambiental asociado.
Las medidas propuestas en esta ley también incluyen la promoción de prácticas más sostenibles en la industria textil y promover la compra responsable por parte de los consumidores. Se espera que estas acciones no solo reduzcan el impacto ambiental de la moda fast fashion, sino que también impulsen la industria local y fomenten la adopción de modelos de negocio más éticos y respetuosos con el medio ambiente.
Shein responde
La respuesta de empresas como Shein ha sido crítica ante estas medidas. Argumentan que penalizar de esta manera a los productos de moda fast fashion podría afectar de manera negativa el poder adquisitivo de los consumidores franceses, especialmente en un momento de crisis económica. Según la marca, su plataforma responde a una demanda existente y logra mantener tasas de prendas no vendidas bajas en comparación con actores tradicionales de la industria.
Esta divergencia de opiniones refleja la complejidad de abordar el problema del fast fashion desde diferentes perspectivas.