Se trata de un caso en el que el nombre de una marca se convierte en el sustantivo genérico de un producto. La lingüista Martha Hildebrant explica el origen de la palabra bividí en el libro El habla culta (o lo que debiera serlo)
Marcas que han penetrado en el mercado y en la mente del consumidor al punto de convertirse en el sustantivo genérico de un producto hay muchas. Tal vez los ejemplos más cotidianos son Kolynos, Quaker o chicle. Sin embargo, existen productos que adoptaron el nombre de sus marcas con un origen mucho más lejano y, por consecuencia, olvidado. Así sucedió con el término bividí, cuya procedencia tiene respuesta en una marca establecida en 1876. Aquí los detalles de su origen.
El habla culta (o lo que debiera serlo), libro de la lingüista peruana Martha Hildebrant, publicado en 2003, explica la historia del término. Su uso en la literatura y política peruana tiene registro desde 1935. El político Juan Seoane escribía en el texto Hombres y Rejas: “El Grandazo aparece de repente en mi reja. Su figura ancha y gigantesca adosada a ella, ensombrece la celda. El bividí abierto sobre el pecho, le vuela encima del rayado”. El autor peruano Oswaldo Reynoso también empleaba el término en 1961 en la novela Lima en Rock.
¿Por qué le llamamos bividí?
Hildebrant explica que todo se debe a una marca comercial. Su nombre era B.V.D., pero su pronunciación a la inglesa “bividí” es que la se generalizó entre los consumidores. La compañía fundada en Estados Unidos, en 1876, llevaba el nombre por sus tres socios: Bradley, Voorhees y Day.
Han pasado casi 150 años desde que la marca empezó la comercialización de la prenda sin mangas y, como es lógico, el concepto ha evolucionado. Antes era definida como “camiseta masculina muy escotada y sin mangas, generalmente de tejido de punto blanco y ceñida al cuerpo”. Quien haya usado un bividí el último verano sabe que esta acepción no es del todo precisa.

En palabraS de la también política peruana, el término bividí ha experimentado “un ascenso social”. Ello debido a que se aplica a prendas femeninas, no interiores, de diversos colores y texturas. Por otro lado, cuenta con una variante de habla popular: bivirí. Este último, se atribuye a la mala pronunciación de japoneses empleados en lavanderías, según Hildebrant. En el DRAE 2001 se registró a propuesta de la Academia Peruana de la Lengua.
¿Qué sucedió con la marca que dio origen al término?
La marca nació en 1876 y se dedicó a la fabricación de interior para hombres y mujeres en sus inicios. Hacia la década de 1930, tuvo notable éxito fabricando trajes de baño para toda la familia. Fueron los primeros en vender ropa interior empaquetada y patentaron su propia tela para ropa de baño. Actualmente, solo comercializan ropa interior para varones.
