La experiencia de usuario (UX) en relación a un producto o servicio es algo que sucede siempre, estemos conscientes o no: las personas que lo usen sentirán algo, siempre. En la medida de que nos preocupemos por los factores que influyen en dicha experiencia, estaremos en condiciones de comprenderla y de mejorarla con el tiempo. No podemos influir en si nuestro usuario tuvo un buen o mal día; pero sí podemos asegurarnos que el mal día no se lo causaremos nosotros.
Lean UX es una manera de abordar la experiencia de usuario que te centra en lo pragmático. En lugar de perdernos en cartas Gantt, presentaciones de sustento y otras burocracias, le dedicamos el mayor tiempo posible a aprender de nuestros usuarios. Para eso, Sergio Nouvel, vocero del curso de Diseño de Experiencia de Usuario del instituto Toulouse Lautrec indica que hay tres claves que nos ayudan a enfocar de mejor manera el trabajo de Experiencia de Usuario:
1) Aprender en el mundo real.
En el mundo del desarrollo de productos tendemos a confiar demasiado en nuestro propio criterio, experiencia e ideas, y eso nos hace tomar atajos. Cada producto fallido que hemos visto salir al mercado alguna vez, desde el Google Glass hasta la New Coke, vino de alguien que se confió demasiado en su criterio y creyó que tenía todas las variables del mercado a la vista.
Lean UX asume un enfoque realista y aterrizado: damos por hecho que nuestra idea inicial está equivocada, y que tenemos que salir a descubrir dónde está el error lo antes posible. Antes de construir, antes de lanzar y antes de implementar. Esto usualmente toma la forma de prototipos, pero comienza desde mucho antes.
Identificar las necesidades y dolores centrales y asegurarnos que ofrecemos una solución relevante debe ocurrir en el mismo momento de la génesis del producto. Por eso en Continuum creamos el Scope Canvas, herramienta gratuita y abierta; nos permite asegurarnos de que todos los aspectos “invisibles”, los que más determinan la experiencia, estén tangibles y tengan la atención que merecen.
2) Las personas no usan prototipos; usan productos reales.
No nos podemos desentender de los factores técnicos y prácticos que terminan determinando la experiencia real y final. El problema número 1 de muchos trabajos de UX es que desconocen las dinámicas del desarrollo de software, que es donde realmente la acción ocurre.
Lean UX te exige estar cerca del equipo de desarrollo, darle la importancia que merece y colaborar en tiempo real con asegurar una buena performance y una implementación fiel a la idea inicial.
3) Tu equipo importa mucho más de lo que crees.
Un equipo alineado no sólo trabaja con más agrado, sino que es realmente más eficiente y productivo. Las decisiones se toman más intuitivamente, la colaboración hace que todos se entiendan y apoyen mutuamente, y un ambiente energizado saca lo mejor de nosotros. La clave aquí es la comunicación constante; debes trabajar cara a cara con tu equipo.
Todos deben estar en la misma mesa; pasarse un brief de área en área sólo conduce al “teléfono malogrado” y hace que el aprendizaje llegue de segunda o tercera mano. Romper los silos y tener equipos pequeños y autónomos per