Crónica. Esto que van a leer ahora es lo menos parecido a una crónica que haya escrito, lo que pretendo hacer hoy aquí es un modesto homenaje, una muestra de admiración pública.
¡Qué poco original resulté ser cuando cientos han escrito ya y seguirán haciéndolo en su honor! Y qué poco soberbia, sabiendo que lo harán mil veces mejor que yo .
Pero, aun así, me atrevo a escribir estas pocas líneas, porque estoy desafiando a mi corazón y a mi pluma, porque lo quiero hacer, porque lo quise a él y porque tengo la imperiosa necesidad de que todos sepan que en publicidad los héroes existen.
Fernando Pazos era mi amigo y puedo decir con orgullo que soy de las pocas que lo fui desde el día que lo conocí y puedo decir, además, que el 13 de julio de 1995 lo vi por primera vez, lo recuerdo porque al día siguiente y sin aún terminar de acomodarse en su puesto de director de arte en aquel Mayo de Larco con Fanning, tuvo que salir disparado para llegar al nacimiento de su hijo Gonzalo, otro grande que llegaba al mundo de los humanos y al de los publicistas también.
Carajeador magistral, yo encontraba en él un espejo, derramaba “lisuras” y a su paso dejaba caras atónitas y carcajadas interminables, como las de Norma Berrade que fomentaba su verbo arrabalero, ¡si los estoy viendo!
Artista inmortal, desde que lo vi ejerciendo como gráfico, creí en la perpetuidad de la publicidad, en que lo que estaba bien hecho, quedaba para siempre. Felizmente, el maestro hizo escuela.
Héroe rebelde, liderando un ejército de creativos idealistas y palomillas, empuñando su bastón, que parecía llegar hasta el cielo, como hiciera el mismísimo Bolognesi con su espada, se ponía al frente para decirle al siempre severo “enemigo de cuentas” que venía a cumplir su misión: ¡TE VAS! y generaba con solo esas dos palabras que un batallón enardecido repitiera como una ráfaga: ¡Te vas, te vas, te vas…! hasta sacarle una sonrisa al propio “adversario”.
Le han dicho de todo: Desde artista con mirada de pájaro hasta genio de pocas pulgas, desde sabio de escaleras hasta humorista sarcástico. Y así seguirán, porque nada es sufienciente halago.
Hoy, yo solo quiero rendirle homenaje a mi amigo “Bolo”, héroe que no se va, con esta letra que me recuerda tanto a él y que, en los últimos días, me acompaña en la cabeza y en el alma:
”There was something in the air that night
The stars were bright, Fernando.
They were shining there for you and me
for liberty, Fernando.
Though I never thought that we could lose
There’s no regret.
If I had to do the same again
I would, my friend, Fernando”