Descubre la historia del empresario Teoma que nació en el seno de una familia pobre y quebrada, pero que el modelo de negocio le cambió la vida hasta alcanzar el rango de Diamante Corona.
Detrás de cada éxito hay un testimonio de lucha. Y el de Juanjo Matías, líder de la empresa peruana de mercadeo Teoma, no es diferente. El emprendedor que hoy alcanza el rango de Diamante Corona, liderando una organización de 70 mil personas en ocho países del mundo, alguna vez el éxito le fue esquivo. Nacido y criado en uno de los barrios más pobres de Perú, Matías nos traslada a las adversidades de su viaje como emprendedor para entender su nueva vida de negocio.
Detrás del éxito
Juanjo Matías vivía con su hermana, bisabuela y su madre en un barrio popular del Perú, donde el dinero solía acabarse cuatro o cinco días antes del final de cada mes. Su progenitora dormía en el mueble, tenían un solo baño; pues el que se encontraba en el segundo piso estaba fuera de funcionamiento y lo utilizaban como almacén. El baño del primer piso a penas funcionaba y en la cocina no entraba más de una persona. Era la realidad que hasta entonces se habían acostumbrado a tener.
Sus padres se separaron cuando era pequeño. Su primer empleo lo tuvo a los 8 años lijando ataúdes en la empresa de féretros del papá de un amigo del barrio. Trabajaba para ganar un par de monedas y aportar en el hogar luego de sus clases y durante las vacaciones escolares. Su infancia recorrió las paredes viejas de una casa humilde y el peligro de un barrio donde abundaban los delincuentes y el mal vivir; pero su madre siempre estuvo presente para que no se desviara del camino correcto.
A pesar de los retos que enfrentaba a temprana edad, era un alumno sobresaliente que soñaba con un mejor futuro. Ingresó al mundo de las redes de mercadeo a los 18 años con una escasa cantidad de dinero. En aquel entonces estudiaba y trabajaba, pero al entrar al negocio se percató que no tenía habilidades sociales como pensaba inicialmente. Se dio cuenta que no sabía hablar en público, vender, liderar, que su lista de contactos era pequeña y no contaba con dinero suficiente.
En otras palabras, tenía todas las excusas que suelen utilizar las personas cuando no obtienen los resultados que esperan. Tenía todo para fracasar y en realidad así fue durante su primer año. Todo le salía mal. Cuando realizaba invitaciones no llegaban o si iban se encargaban de aconsejarlo para que dejara el modelo de negocio. La desinformación que hay en internet sobre el tema hizo que sus amigos y familiares creyeran que era una estafa y que solo desperdiciaba su tiempo.
Había transcurrido un año y medio en redes de mercadeo y no tenía los resultados que anhelaba. Sin embargo, continuaba capacitándose. Leía los libros de líderes mundiales, estudiaba nuevas estrategias y asistía a los entrenamientos. Hasta que llegó el día donde creyó que todo cambiaría. Un líder de rango Diamante en la compañía donde radicaba lo llamó para invitarlo a su casa. Se levantó temprano, pues creía que sería una oportunidad sin precedentes para mejorar sus habilidades y aprender de los maestros. Cuando llegó al lugar el líder le soltó una frase que hasta ahora no ha podido olvidar. «Si eres capaz de levantarte todos los días a trabajar por los sueños de tu jefe, ¿por qué no te puedes levantar más temprano para trabajar por tus propios sueños?».
Luego, el líder le explicó que estaban realizando eventos con gran audiencia, pero que no veía que él llevara invitados. Siempre se sentaba en la primera fila, tomaba apuntes, pero en la práctica no traía a nuevas personas para conocer el negocio. Le recomendó que hasta que no traiga invitados sea mejor que no vaya a los eventos, pues estaban dirigidos para empresarios que quieren hacer crecer su negocio. Lo invitó a retirarse, lo cual lo derrumbó. Tenía solo 19 años y salió deprimido de aquella reunión que duró a penas 15 minutos, pero que hizo que se sintiera mal por no conseguir sus resultados. En ese momento no entendió el mensaje, y creyó que no le había servido para nada.
Aquel día fue largo y triste. No fue a estudiar ni trabajar. No tenía ganas de hacer absolutamente nada. Se la pasó lamentándose de su mala fortuna hasta que llegó la hora del almuerzo. Se encontraba comiendo arroz con pollo, pero la verdad es que su madre no tenía dinero y compraba un pollo para todo el mes; motivo por el cual su plato era de arroz verde con un pedazo insignificante de proteína. Mientras comía vio en la televisión un comercial de un sazonador donde mostraban un plato de arroz con una presa de pollo generosa. Lo comparó con su comida y se puso a llorar. Se preguntó en qué momento se había acostumbrado a vivir como pobre y lo había aceptado.
A pesar de que realizaba presentaciones, hablaba de abundancia y crecimiento personal; continuaba viviendo en condiciones precarias. Ese día miró al cielo y le hizo un juramento a Dios de que nunca más su familia iba a comer igual. Le pidió que lo ayudara a salir adelante. Dejó de ser solo un estudioso de las redes de mercadeo para transformarse en todo lo que aconsejaba. Es decir, fue coherente con sus ideales y empezó a generar resultados.
Comenzó a desarrollar redes de mercadeo en la empresa Teoma desde hace 7 años. Sin embargo, cuando comenzó, continuaba endeudado por todas las malas decisiones financieras que había tomado en el pasado. El 75% de sus ganancias se iban en pagar deudas. A los 2 años de comenzar en Teoma tuvo un suceso que le cambió la forma de pensar y lo hizo avizorar con mayor determinación sus objetivos. El CEO Fundador de Teoma, David Novoa realizó una fiesta de cumpleaños para su hijo y lo invitó para que fuera junto a su familia.
Al finalizar la celebración su hija le hizo una pregunta: “Papá, ¿por qué tú nunca me has hecho un cumpleaños así?” En ese momento se le partió el corazón. Había tomado malas decisiones financieras y, a pesar de ganar bien, no estaba viviendo necesariamente en abundancia por el pago de sus deudas. Le prometió que en su siguiente cumpleaños llegaría a ser Diamante y que tendría un mejor cumpleaños. Desde ese día tardó un año para lograr la categoría de Diamante. Tres meses más de trabajo le permitieron ser Diamante Millonario. Ahora tiene el rango de Diamante Corona, con una organización de más de 70 mil personas en 8 países del mundo, gracias a Teoma. Un sueño completo.
Pese al éxito rotundo en redes de mercadeo, decidió educarse más, llevando diplomados y certificaciones que lo ayuden a ser cada vez mejor en la ejecución de estrategias para hacer crecer su negocio y el de sus equipos. Siempre ha podido realizar en paralelo otras actividades. “El secreto es mantenerte realizando las tres acciones: invitar al negocio, presentar los productos, y duplicar información del producto y negocio”, revela. De ese modo ha sido capaz de liderar un equipo con resultados importantes para la compañía. No obstante, confiesa que su fe en Dios ha sido también un pilar esencial para sobresalir.
“La fe en el creador acompañada de la acción en los negocios es la que me ha permitido lograr todos mis objetivos”, sentencia. Juanjo le dedica part-time al negocio y, a pesar de ello, continúa forjando un destino que solo le ha propiciado las mejores historias que, algún día, contará a sus nietos.