En el santoral de la iglesia católica, es un santo que no existe y pertenece a un dicho de la sabiduría popular: “El día de san Blando, que nadie se sabe cuándo será”. Un “santo”, blando, flexible, laxo, sin fecha cierta de celebración.
No es precisamente el “santo patrón” de la publicidad, cuyas diferentes actividades tienen lo que, en la jerga publicitaria, se llama “fecha final”; en todo caso, el que si lo sería es uno llamado Expedito, que fue, según la tradición, un santo y mártir católico romano, comandante de la Legión XIII, “Fulminata” del ejército, entre los siglos IV y V, bajo el emperador Diocleciano.
Es que “expedito”, en castellano, significa algo así como “listo”, “sin trabas”, “que actúa con rapidez” y bueno, la publicidad tiene que actuar con rapidez, está siempre lista, como dice el lema de los Boy-Scouts (“Siempre listos”), por eso, el “día de san Blando” no es algo que sea característico al accionar de la publicidad, sino al contrario, pues la velocidad es su signo, es –digamos- “fulminante”, inmediata y tal vez por eso, lo del comandante romano y el nombre de su legión: “fulminata”, porque “fulminar” en castellano significa “Dejar rendido o muy impresionado a alguien con una mirada de ira o de amor, o con una voz airada”, . Es decir, llamar la atención… ¿Y no es eso lo que hace, en primer lugar, la publicidad?
Bueno, la publicidad tiene desde siempre, eso que está tan en boga ahora y es la inmediatez, la velocidad, es fulminante y está expedita siempre. ¿san Blando…? Debe ser el “santo patrón” de los ociosos… (por si acaso, esto último no tiene nada que ver con los frailes dominicos, de cuyo blog tomo la imagen del pos