“La imaginación es la loca de la casa”, es una frase de Santa Teresa de Jesús y al hablar de imaginación se refiere a esa que, inútilmente, va minando nuestra energía sin aportar nada y no a aquella que nos es verdaderamente útil, que es la imaginación creativa.
Digamos que la una es una loca suelta, desatada y la otra, la “loca creativa”, tiene una “locura dirigible”, que es beneficiosa si sabemos cómo orientarla y sacarle verdadero partido.
La imaginación creativa es la que permite al que se dedica a la creatividad publicitaria hacer su trabajo eficientemente, porque no se trata de “andar con la cabeza a pájaros”, sino imaginar/crear con un fin específico, solicitado por el cliente.
Requiere de disciplina el no andar “a tontas y a locas”, haciendo lo que la imaginación quiera, porque de ese modo no se llegará a nada útil. Esta disciplina se va adquiriendo, cuesta hacerlo, pero mientras más se “entrena”, mejor.
Vamos a decir que se llama “experiencia”, se adquiere con el tiempo, la práctica, la constancia… ¡Y la confianza en uno mismo!