La frase es atribuida a Napoleón Bonaparte y se la habría dicho a la persona que le ayudaba a vestirse, que nervioso, cometió varios errores, y es que hay que tener en cuenta que en esa época y especialmente para alguien como Napoleón, vestirse, no era tan solo ponerse camisa, pantalón y saco.
Y es que cuanto mayor sea la prisa, las equivocaciones son más frecuentes y lo recomendable es conservar la calma, porque apuro no es lo mismo, en manera alguna, que “aturullamiento”.
Cualquiera dedicado por algún tiempo a la tarea creativa publicitaria, sabe que lo principal en este oficio es PENSAR y no se lo puede hacer si no se enfrenta con la tranquilidad necesaria. Esto no quiere decir que el creativo sea un “pachochín” o que no se preocupe por cumplir, pero el apuro descontrolado lo único que va a producir es pánico, errores, y estos lograrán que la mente se quede en blanco, que el apuro, lo empuje a uno al abismo.
La tranquilidad, aunque no lo parezca, hace ganar tiempo, porque uno no lo pierde, extraviado en una especie de ir y venir sin sentido.
Lo digo, porque con el tiempo aprendí que la velocidad se alcanza con la práctica y que desesperarse no aporta nada… ¡Salvo demorarse mucho más!
En la Luna, existe un “Mar de la Tranquilidad” y sin “estar en la luna”, lo que se necesita es tranquilidad a mares. Y esto es algo que todo creativo publicitario debe tener.