El competidor principal de este mercado, la NASA, dejará el camino libre a players que se preparan para este momento desde hace dos décadas.
A los 60 años del primer viaje espacial tripulado por el hombre, un servicio de conexión a internet de casi US$100 y el turismo espacial han demostrado que el ecosistema extraterrestre es un nicho con potencial de lucro.
SpaceX, Blue Origin y One Web son algunas de las marcas detrás de estas innovaciones, sacando partido de una tendencia comercial que se viene gestando desde el 2005 y que hoy toma el nombre de NewSpace, abriendo las puertas de la civilización actual a nuevas áreas de consumo en el cosmos.
El fenómeno llega de la mano de un grupo de startups dispuestas a “perturbar el sector espacial estadounidense con nuevas tecnologías, enfoques de gestión y presión competitiva”, como bien lo explicó Matthew Weinzierl, profesor de la Harvard Business School.
Y aunque no termina de recibir el agrado de todos, en términos de mercado tienen todo para lograr sus objetivos. Durante las últimas dos décadas esas mismas startups se han estado preparando para heredar un mercado valorado en más de US$70 mil millones de dólares, uno que finalmente dejará de explotar USA, cuya participación en el sector espacial caduca en 2024.
La situación deja una ola de emprendedores habidos de oportunidades espaciales, tejiendo un interesante panorama para la economía especial y los players del mercado. Entonces, ¿Cómo empeiza y se desarrolla todo esta jugada?
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Un mercado de US$70 mil millones
Hasta hace algunos años la actividad comercial en el espacio estuvo dirigida principalmente por algunos gobiernos del mundo, obteniendo resultados importantes como la Estación Espacial Internacional (EEI). Un punto estratégico donde 108 países han llevado a cabo más de 2700 investigaciones científicas, según la NASA.
Pero no sólo eso, desde el 2005 la nueva era espacial le ha abierto a las empresas privadas la oportunidad de hacer negocio con los satélites. Mismo que actualmente mueve alrededor US$300 000 millones -según Carissa Christensen, directora ejecutiva de Bryce Space and Technology-, y al que ya se ha sumado Jeff Bezos aspirando colocar 3.236 artefactos en orbita para su proyecto Kuiper, aunque Musk ya le ha tomado la delantera.
SpaceX está liderando el negocio de los satélites con una constelación de más de 1700 artefactos puestos en órbita y aspira llegar a más de cuatro mil en el 2024, todo para constituir su ambicioso servicio de internet, Starlink.
Starlink -la última y costosa innovación de Musk- ya cuenta con aproximadamente 90 mil usuarios en USA y ha señalado su llegada a México, Perú y otros países de la región antes de que culmine el 2021, para llevar sus velocidades de 1Gb por segundo de descarga a nuevas latitudes bajo un concepto «asequible».
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Pero, «asequible» quizás no sea la mejor palabra para describir este servicio. Desde la empresa especifican que su costo mensual es de US$99, dejando ganancias de más de US$700 millones tan solo en Estados Unidos para servir de internet a zonas rurales.
Las millonarias ganancias no son suficientes para el CEO de Tesla, también ha pensado insertar publicidad en el espacio. Para este proyecto se alió con la startup canadiense Geometric Energy Corporation (GEC), bajo el objetivo de lanzar un satélite donde las marcas se podrán anunciar. Mientras el público podrá visualizar estos anuncios en YouTube y Twitch.
Aunque no se ha hablado de precios, Musk asegura que para el pago de estos anuncios utilizaran la tecnología blockchain y pondrán a disposición de las marcas tokens para colocar sus anuncios en el espacio.
Un mercado libre y descentralizado
El negocio espacial es insostenible para los gobiernos. Sir Martin Rees, astrónomo real de Reino Unido y profesor emérito de Astronomía de la Universidad de Cambridge, asegura que los rendimientos científicos en la EEI han sido escasos en comparación con la millonaria inversión que supera los US$100 mil millones por parte de Estados Unidos.
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Ante este escenario Estados Unidos está cada vez más cerca de reducir su inversión en la actividad espacial y las empresas privadas están preparadas desde hace años. SpaceX firmó contratos US$5 900 000 con la NASA en el 2008 para llevar cargas a la EEI y desde entonces, la empresa de Elon Musk ha hecho más de 21 viajes a este destino. Así perfecciona lo que, se supone, será el futuro del turismo: llegar al espacio.
Aunque otros como Jeff Bezos han tomado la delantera en su expedición espacial turística. Elon Musk es hasta hora el primero en planificar la primera visita turística al espacio constituida por civiles. Y, sin duda, vale la pena. Desde SpaceX no han dado señales de en cuanto se vendieron los 4 boletos espaciales comprados por el millonario Jared Isaacman. Pero, la NASA asegura que paga US $55 millones por cada astronauta en cada misión, así que se estima que este paquete turístico costó alrededor de $200 millones.