Hace pocos días se viralizó una noticia sobre una empresa mexicana que adoptó un gatito de la calle y lo convirtió en parte de su staff. Es una nueva estrategia para conectar con los públicos externo e interno. Lo conversamos con una experta.
La empresa mexicana Daltile, dedicada a fabricar y distribuir insumos para la construcción, se volvió viral hace pocos días al dar a conocer que «contrató» a un gatito de la calle, que ahora forma parte de su staff. Algunos calificaron la acción como una muestra palpable de responsabilidad social, otros como solo marketing. ¿Hacia dónde se inclina la balanza?
En concreto, los empleados de la empresa asentada en el estado de Nuevo León adoptaron como mascota al felino, al cual dieron abrigo en las instalaciones, vistieron con un pequeño uniforme y hasta imprimieron un carnet que lo acredita como parte del personal. Con esta acción, Daltile ha obtenido importantes réditos simbólicos que elevan su reputación tanto en su público externo como interno.
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No es el único caso reciente. La automotriz Hyundai hizo lo mismo con un canino en agosto de 2020. En uno de sus concesionarios en Brasil, un perro callejero que diariamente merodeaba las instalaciones fue adoptado por el personal y «contratado» como consultor de ventas y vigilante. Además, en este caso, el perro, bautizado como Tucson Prime, tiene hasta una cuenta en Instagram que funciona como ventana para la promoción de la marca.
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Estas acciones de marketing que buscan insertarse en la conversación del público joven van en la misma línea del marketing sostenible y de la preocupación por el medio ambiente desde el punto de vista empresarial. Hoy, el público busca vincularse con marcas que tengan esa sensibilidad por el entorno.
¿Qué dicen estas acciones sobre la reputación de marca?
Consultamos con la marketera peruana Luisa Espejo, de Sens Insights, sobre este tipo de acciones de marketing, en qué conversaciones se insertan y a qué público quieren hablarle. Ella nos dijo que se trata de una acción para afianzar los valores y mostrarse como una «marca con empatía», lo cual es especialmente valioso para los segmentos millenials y de la Generación Z.
«Este tipo de acciones logran reforzar la buena reputación de una empresa, un activo que suele ser difícil de comunicar e identificar para los consumidores, especialmente los más jóvenes. Por tal razón, encontrar iniciativas como esta permiten tangibilizar valores y causar un impacto positivo en nuestros clientes, los cuales posteriormente serán los mejores agentes de comunicación. Por ejemplo, para el caso del gatito adoptado por la empresa mexicana, no paso mucho tiempo para que fotos y comentarios sean viralizados por las redes sociales, resaltando la buena voluntad de la empresa», aseguró la experta.
Espejo subrayó que con estas acciones la empresa también se anota puntos con su público interno, es decir, con sus trabajadores. «Estas iniciativas pueden lograr que el personal suba sus ánimos y sienta una cultura organizacional compasiva y humanitaria, convirtiéndose en prácticas conocidas como ‘salario emocional'».
Explicó Espejo que el principio fundamental de este «salario» es reforzar y comunicar valores no económicos para el empleado, realzando sentimientos de pertenencia y bondad, que a su vez se convierten en un motivador laboral.
«En conclusión, decisiones como esta no implican un mayor gasto y sin embargo se puede conseguir que una marca afiance su componente ‘humanitario’. Es momento de pensar ¿Qué iniciativas podemos desarrollar como marca para lograr un impacto emocional positivo? Puede ser que tengamos la respuesta muy cerca de nosotros, solo basta con observar y empatizar con el entorno», enfatizó.