«Puedes tener lo que quieras en la vida, si te vistes para ello”
Edith Head, diseñadora de vestuario.
Escribe: Juan Carlos Yto, Director de Diseño en Brandlab™
En la prehistoria la vestimenta rudimentaria que usaba el hombre servía como protección ante las inclemencias de la naturaleza. Con el paso del tiempo aquello evolucionó, el vestir no solo era una necesidad, sino una manera de crear sentido de pertenencia. Las civilizaciones tuvieron cada una su propia manera de vestir, incluso como identificador de clases sociales, políticas o profesiones. Adoptar un tipo de vestimenta nos otorga también identidad individual y grupal.
En el marco de la cultura interna de una marca, las decisiones que se toman en torno al dress code o código de vestimenta de una empresa, dicen mucho acerca de una marca, mucho más de lo que uno cree. Como todo en la vida los detalles cuentan y cuando se trata de la reputación e imagen de marca, esto no es la excepciónn. Por más banal que parezca, el buen uso de un código de vestir impacta en la productividad, autoestima, identidad e imagen de las personas. Definitivamente, el entorno de trabajo tiene un impacto en los empleados, este puede ser diseñado y capitalizado para fortalecer la imagen que la marca desea proyectar, y al mismo tiempo ayudar a potenciar la imagen profesional de cada uno de los colaboradores, dotándoles de presencia, personalidad e identidad.
Así como las marcas poseen códigos de color Pantone como parte de su identidad visual, un dress code brinda los parámetros de estandarización para crear un contexto específico, convirtiendo al propio entorno en parte de la comunicación de marca. Por ejemplo, una firma de abogados que va ganando reputación, puede fortalecer su imagen con un estilo de vestimenta formal, serio y sobrio, que pueda darles credibilidad, autoridad y confianza. En cambio, una empresa creativa, como Google o una agencia de publicidad, explota su core creativo con un código smart y casual, propenso a generar entornos relajados que contribuyan con el proceso creativo. Así mismo, el dress code puede tener variaciones, no es lo mismo el encargarse de la atención al público, como el trabajar en una oficina o asistir a un comité de alto rango. Es fundamental que el código de vestimenta contemple cada uno de los momentos y funciones que tendrán los colaboradores.
El estilo de vestir debe reflejar adecuadamente la cultura de marca, generar un contexto laboral atractivo para nuevos talentos y clientes. La vestimenta tiene la capacidad de comunicar lo que sea, el branding debe poder gestionarlo y capitalizarlo sabiamente.
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