SpaceX, la compañía de Elon Musk, ha construído un cohete reutilizable que puede revolucionar la exploración espacial, e incluso, iniciar una nueva era del turismo fuera de nuestro planeta.
«Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad», con esta frase del astronauta Neil Armstrong, el ser humano marcó uno de los hitos históricos más importante del mundo, el primer paso del hombre en la luna. Luego de ese 21 de julio de 1969, cuando Armstrong posó su bota izquierda sobre la superficie lunar, los retos del hombre por seguir aprendiendo y conquistando el espacio se hicieron más grandes y ambiciosos.
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Han pasado décadas de este gran evento, pero los esfuerzos por seguir explorando el espacio continúan. Incluso, el tema ha despertado el interés de algunos inversionistas y empresarios como Elon Musk, creador de SpaceX, una empresa que nace en el 2002 con el objetivo de llevar el hombre a Marte. Rápidamente la compañía desarrolló grandes avances en la materia, captando la atención de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) con la que estableció un importante lazo.
El avance ya se empezaba a percibir unos cuatro años atrás, cuando la compañía del cofundador de PayPal y Tesla Motors logró construir el Falcon 9, un cohete reutilizable capaz de despegar y luego aterrizar suavemente con éxito. Esta nave permitiría abaratar de forma notable los altos costos de las misiones espaciales y la apertura a un posible turismo fuera de nuestro planeta.
Ahora esos cohetes serán usados para llevar la cápsula Crew Dragon a la Estación Espacial Internacional (ISS, por International Space Station), un importante logro para SpaceX y la NASA. Y es que, hace casi una década que la NASA depende de las cápsulas Soyuz y las plataformas de lanzamiento rusas para realizar sus misiones espaciales tripuladas, una relación comercial que le ha llegado a costar a los Estados Unidos 90 millones de dólares.
Este lanzamiento forma parte del programa llamado Commercial Crew, el cual realizará la misión con la Crew Dragon, tripulada por los astronautas, Bob Behnken y Doug Hurley. Este escenario podría invertir la situación actual entre la NASA y Rusia, ya que este último deberá reconsiderar el precio de cada billete al espacio que le vende a los Estados Unidos, incluso, es probable que sean estos los que terminen comprando billetes a la NASA.
La cápsula de SpaceX tiene espacio para siete astronautas, por lo que en el primer lanzamiento que reserve la NASA con SpaceX, se espera que cuatro asientos sean ocupados por astronautas, y el resto por «participantes en vuelos espaciales», es decir, astronautas privados.
Finalmente, este escenario permitirá que se planteen esos lanzamientos como una forma de iniciar una nueva era de turismo espacial que, incluso, permitirá a esos astronautas privados pasar varias noches en la ISS al precio de 35.000 dólares por noche. Cabe resaltar, que ya se han vendido cuatro de esos billetes a través de una empresa llamada Space Adventures.
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