En la era del influencer marketing estos dos personajes son emblema. En ambos casos se trata de personajes polarizantes cuyos nombres tienen más valor y trascendencia que sus empresas.
Kim Kardashian y Elon Musk son los ejemplos perfectos para hablar de marca personal en esta década, cuando el influencer marketing se erige como la forma más eficaz de marketing digital. Sus nombres, conocidos a nivel global, trascienden por mucho el nombre de sus empresas y marcas, y sus opiniones y contenidos en redes sociales son capaces de arrastrar multitudes y cambiar tendencias de mercado.
Un punto en común es que son personajes polarizantes: los amas o los odias, pero por eso mismo nadie es indiferente a ellos al menos en el mundo occidental. Ya esto es un gran punto de partida para construir fama y fortuna, mucha de la cual proviene del free publicity. Recuerdan aquella famosa frase de Salvador Dalí: «Que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mí», o la de Phineas T. Barnum: «There’s no such thing as bad publicity» (La mala publicidad no existe).
Que lo diga Kardashiam, que se dio a conocer como una socialité, pero hoy tiene tras de sí un gran imperio de belleza, moda y bienestar. Musk, por su parte, es dueño de la marca líder en automóviles eléctricos y también de una empresa de desarrollo espacial. No obstante, en ambos casos lo que le aporta más valor a sus inversiones es su propio nombre.
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Por ejemplo, en Instagram, que es su territorio natural, Kardashian cuenta con 260 millones de seguidores, mientras que su marca de perfumes KKW cuenta con tan solo 1,2 millones. Igualmente, Musk, que se mueve en Twitter, tiene 61,1 millones de seguidores, mientras que su marca Tesla tiene 11,2 millones en la misma red social. ¿Por qué estos dos nombres son más poderosos que sus empresas? ¿Cuál es la fascinación que generan?
Kim Kardashian es una reina Midas
En 2019, la revista Forbes anunciaba que la fortuna de esta modelo y empresaria estadounidense valía alrededor de US$ 350 millones. La estrella se ha aventurado en numerosos mercados, incluidos programas de televisión, comida, ropa, belleza e incluso videojuegos; pero todo eso solo ha sido posible por su empeño en construir una marca personal global eficaz que ahora convierte en oro todo lo que toca.

Nació en el seno de una familia que ya estaba en los reflectores, solo recordemos que su fallecido padre fue uno de los abogados en el juicio del deportista OJ Simpson. Pero Kim saltó a la fama con una situación que a simple vista no tendría nada de afortunada: la filtración de un video sexual.
El episodio le dio pie a para dar a conocer su nombre, mostrarse en actividades que le permitieran limpiar su reputación y a partir de allí emprender un storytelling basado en su vida cotidiana junto a su familia que genera ávido interés debido a los deseos aspiracionales de las masas. Luego de eso lo demás es historia. Un reality show, patrocinios, capital para emprender en varios rubros, y en paralelo la capacidad de seguir haciendo nombre e incluso segmentarse para tener alcance en diversas audiencias.

«Kim y su ejército de publicistas han trabajado duro para crear e implementar su nueva personalidad y las redes sociales han jugado un papel importante en dar forma a esto. El Instagram de Kim está lleno de imágenes de prendas de lujo y un Twitter lleno de publicaciones conscientes de la belleza y la moda. Kim adapta su mensaje de estrategia de marca a los intereses de su audiencia deseada», dice un artículo de la revista Melwater sobre la construcción de marca personal de Kardashian.
El poder de la marca personal de Kim Kardashian fue palpable en el Met Gala 2021, cuando asistió con un atuendo que le ocultaba totalmente el rostro. Aun así fue reconocida sin problema debido a su figura y a su forma de caminar.
Elon Musk: el emperador de las criptomonedas
Aunque es CEO de la marca automotriz que ha cambiado la industria y de la empresa espacial que promete el menudo desafío de colonizar marte, el poder de la marca personal de Elon Musk queda al descubierto en el universo de las criptomonedas. Allí, cualquier mínimo comentario del empresario es capaz de revolucionar el mercado.

Cuando Musk hace guiños a los activos digitales, segundos después se dispara su valor, cuando los ningunea se van al piso. Por ejemplo, en mayo pasado, cuando decidió ya no aceptarlos como forma de pago en Tesla la caída fue históricamente estruendosa.
Musk ha sacado partido del marketing del meme y en general del humor negro para promocionarse como figura. Al punto tal que su empresa Tesla eliminó el departamento de Relaciones Públicas (oficialmente), y el multimillonario asumió en sus manos (y en su Twitter) la labor de promoción.
Y en que el comportamiento desenfadado de Musk frente a las cámaras y su sentido del humor especialmente satírico son clave en la edificación de una personalidad enigmática que se traduce en marca personal multimillonaria. Un ejemplo es cuando apareció en el programa cómico Saturday Night Live ataviado como Wario y diciendo que el Dodgcoin, cripto activo que ha promocionado con ahínco, en realidad es una estafa.

Su rivalidad con Jeff Bezos, el hacerse llamar «Emperador de Marte» o «technoking», han ayudado a construir la reputación mítica del segundo hombre más rico del mundo, con una fortuna de US$151.000 millones, según Forbes.