Los resultados indican que la figura de cada princesa Disney influye en la percepción del cuerpo por parte de los niños. Aquellos que se identifican con princesas de talla promedio exhiben una autoestima más robusta respecto a sus cuerpos.
Durante décadas, la representación de cuerpos en películas, series de televisión y juguetes ha distado mucho de reflejar la diversidad de las personas comunes. Los ideales corporales inalcanzables han sido una preocupación latente para los padres, temerosos por la salud mental de sus hijos. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de California en Davis arroja luz sobre el impacto de las princesas Disney en la autoestima de los más pequeños.
La investigación, que se llevó a cabo entre 2020 y 2021, analizó a 340 niños y sus cuidadores. Al inicio, a los tres años de edad, se evaluó la autoestima de los niños. Un año después, se volvió a examinar este aspecto crucial del desarrollo infantil.
Los autores indagaron sobre si los niños se sentían cómodos con sus propios cuerpos, a través de los relatos de los cuidadores. Asimismo, categorizaron a las princesas Disney en tres grupos según su complexión: delgadas, promedio y por encima del promedio en peso. Por ejemplo, Jasmine representaría el arquetipo de la princesa esbelta, mientras que Moana encarnaría la estatura promedio.
Entre las princesas más populares, según el estudio, destacaron Elsa y Anna de Frozen y Moana. Los resultados indican que la figura de cada princesa Disney influye en la percepción del cuerpo por parte de los niños. Aquellos que se identifican con princesas de talla promedio exhiben una autoestima más robusta respecto a sus cuerpos.
Este efecto positivo se ve potenciado por la frecuencia con la que los niños eligen jugar a ser princesas. Los pequeños que se inclinan por princesas de talla media muestran una mayor actividad física, posiblemente debido a las tramas más dinámicas que protagonizan estas en las películas.
En contraste, aquellos que prefieren princesas delgadas no experimentan cambios significativos en su autoestima corporal, ni positivos ni negativos.
Este estudio sugiere que la representación diversa en la industria del entretenimiento puede desempeñar un papel fundamental en la formación de una autoimagen saludable en la infancia. Las princesas Disney, al reflejar una gama de tallas y formas corporales, pueden ser un catalizador para una autoestima positiva y duradera en los niños y niñas de todo el mundo.