Si bien la película fue estrenada en 1999, la leyenda de los estudiantes que desaparecieron en los bosques de Maryland mientras filmaban un documental ya era popular, por lo que eso fue aprovechado de forma ingeniosa para su promoción.
Desde 1785, existe la leyenda de la Bruja de Blair, la cual tiene como protagonista a Elly Kedward, quien fue desterrada tras ser acusada de practicar brujería luego de que unos niños la denunciaran. Un año después, la mitad de los niños del pueblo desaparecieron sin dejar rastro, por lo que, por el temor de una supuesta maldición, los habitantes abandonaron el lugar.
En 1994, el relato adquirió mayor popularidad ante la presunta desaparición de tres estudiantes mientras filmaban un documental en los bosques de Maryland, en Burkittsville, zona que habría sido parte del pueblo de Blair. Por eso, antes del estreno de la película “The Blair Witch Project” (1999), catalogada como el primer fenómeno de terror viral, la historia ya era conocida entre los lugareños.
Si bien el filme tuvo un presupuesto de $60.000, terminó siendo un éxito en taquilla que siguió un plan de difusión en torno al misterio de la leyenda. ¿En qué consistió la estrategia? Todo empezó con el sitio web www.blairwitch.com.
Ficción asumida como realidad
El portal funcionaba como una plataforma que quería descubrir qué les había pasado a los tres jóvenes. Para ello, incluía fotografías de archivo y una supuesta línea de tiempo desde la historia de la bruja hasta la desaparición de los estudiantes.

Asimismo, tenía un foro donde los internautas podían compartir teorías y debatir al respecto. Luego, comenzaron a enviar un boletín por correo electrónico a los usuarios que más participaban ahí.
La intriga y el escepticismo fomentados actuaron como catalizadores para que la leyenda tome fuerza en una época en la que había pocos filtros en Internet y no era tan sencillo detectar si un relato era verosimil. Por eso, la producción llegó incluso a publicar noticias falsas en pequeños periódicos locales.
La estrategia generó que el público asista a ver la película, que era promocionada por tener escenas inéditas de videos grabados previos a la desaparición de los estudiantes. Esto hizo que, durante 81 minutos, la tensión y desesperación de los tres personajes pareciera realmente aterradora.
El engaño
En efecto, la película era ficción, pero los espectadores no sabían eso y allí radicó el impacto que causó en el boca a boca. El proyecto fue dirigido por Eduardo Sánchez y Daniel Myrick, quienes mostraron a los actores amateurs Heather, Mike y Josh cómo usar las cámaras (en formatos de 16 milímetros y de Hi8) y los dejaron en el bosque, dándoles indicaciones mínimas sobre el guion.
A manera de falso documental, “The Blair Witch Project” mantuvo la ilusión de la desaparición real de los tres jóvenes, por lo que la productora que adquirió el film prohibió a los actores dar entrevistas o aceptar cualquier trabajo posterior. Debido a ello, ninguno pudo beneficiarse económicamente y han hablado de ello públicamente en Variety.
Hoy en día, en la época de los deepfakes y de la inteligencia artificial, resulta difícil pensar que una campaña publicitaria como la de “The Blair Witch Project” pueda tener éxito. Sin embargo, con un bajo presupuesto supo aprovechar las herramientas disponibles en un momento en que el Internet estaba en pañales.
Por otro lado, su influencia en películas posteriores es notoria. Por ejemplo, “Actividad paranormal” (2009) recurrió a una fórmula similar con actores desconocidos y un juego perverso con las cámaras de vigilancia. Otro caso es el del largometraje español “REC” que trata sobre un grupo de personas que es forzada a hacer una cuarentena mientras son grabados.