El comercial del 2005 muestra lo complicado que es para el actor tan solo ir a comprar unas cervezas por la presencia de los paparazzi que vuelven la experiencia una persecución.
Es mala amante la fama; y su precio, la renuncia a la privacidad. Los músicos y actores saben bien eso y, de hecho, conviven con las consecuencias del éxito de su arte a diario. Desde alocados fanáticos que harían cualquier cosa por tocar a sus modelos a seguir hasta imprudentes papparazi que ponen en riesgo su vida por obtener la mejor fotografía.
Heineken exploró este insight en una campaña del 2005 y David Fincher fue el encargado de mover los hilos del spot publicitario. Para ello, el director de “Fight Club” y “Seven”, eligió como protagonista a uno de los actores principales de dichas películas: Brad Pitt, quien participa en una divertida secuencia en busca de cervezas.

“Beer run”
En el video, titulado “Beer run”, se aprecia a Pitt intentando relajarse en casa cuando, de pronto, nota que ya no le quedan cervezas. Entonces, al estilo de un thriller, el comercial muestra lo complicado que es para el actor algo tan simple como ir a comprar una Heineken por la presencia de los paparazzi que vuelven la experiencia una persecución.
De esa manera, cuando sale casualmente a comprar, todo se vuelve instantáneamente un caos. Los flashes de las cámaras no dejan de sonar y la multitud de paparazzi inicia una carrera por conseguir la mejor toma en medio de una intensa secuencia de escape por parte de Pitt.
El resultado es un producto cinematográfico que impacta en el consumidor no solo por la presencia de Brad Pitt, sino por lo que genera. Esto debido a que humaniza al actor, quien siente una necesidad de consumo como la de cualquier persona de a pie y, en paralelo, genera empatía por su falta de privacidad.