Mária Alejandra Almenara empezó a hacer tortas junto a su madre Julia. Aunque en Lima estudió Publicidad, nunca ejerció. En su lugar, empezó a preparar brownies y alfajores que luego vendía en las agencias en las que trabajaban sus amigas.
En la década de los 90s, mientras Mária Alejandra se encontraba en el colegio, ya preparaba postres junto a su mamá Julia en el campamento petrolero en el que vivían en Negritos, Talara (Piura). En aquel momento, Mária ofrecía sus dulces en el bus que la llevaba al colegio de Punta Arenas.
Cuando regresó a Lima (ciudad en la que nació), buscó profesionalizar su pasión, pero, al no encontrar una oferta educativa que la satisficiera, se inclinó por la Publicidad. Sin embargo, nunca ejerció.
Fiel a la pastelería, empezó a preparar brownies y alfajores que luego vendía en las agencias de publicidad en las que trabajaban sus amigas. Después, cuando sus destrezas culinarias se fueron haciendo conocidas, sus productos pasaron de venderse en pequeñas empresas para llegar a corporaciones como Falabella y Belcorp. Además, dejó de repartir en bicicleta, ahora las entregas se hacían en auto.
Mientras se iba abriendo camino en el mundo de la pastelería, Mária conoció a Carlos Armando, quien, graduado de administración y con experiencia en grandes compañías, ofreció su experiencia en el mundo corporativo para llevar su negocio al siguiente nivel. Están casados en la actualidad.
Fue finalmente el 26 de junio del 2007 que Mária Almenara abrió las puertas de su primer local en la cuadra 6 de la Av. La Mar, en Miraflores. Quince años después, la marca cuenta con locales en distritos como Surquillo, San Isidro, Surco, Miraflores, La Molina, San Miguel y La Victoria.

En una entrevista para El Trome, la emprendedora aseguró que el éxito de sus postres estaba en el amor y la pasión con la que se preparaba cada uno de los dulces. Su esposo, y gerente general de María Almenara, refuerza esta afirmación.
“Los productos de Maria Almenara están constituidos dos competentes: el amor y la conexión emocional que se genera en el cliente, ese viaje que nostálgico que se busca; y por el otro lado está la calidad de los insumos, de los procesos, de todo el frente, desde elegir correctamente a los proveedores hasta que el postre llega correctamente a la mesa del consumidor”, sostuvo para el mismo medio.
Según su página web, en el 2018, Mária Almenara ganó el segundo puesto en la categoría “Cafetería y complemento” del Primer Concurso de Cafeterías de Lima organizado por la Cámara de Café y Cacao. Además, al año siguiente fueron nominados a los Premios Summum en la categoría Cafeterías.
Hasta el año pasado, el emprendimiento contaba con dos líneas de negocio. Mientras que con el modelo B2B les ofrecen el servicio a cadenas de pastelerías y cafeterías con más de 200 tiendas en Perú, a través del B2C atienden a más de 100 mil clientes al mes.
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Pastelería y tecnología
Gracias a la tecnología, y de la mano de Microsoft, el emprendimiento afrontó la transformación digital impuesta por la pandemia con éxito: migró a Azure, la nube de Microsoft y con esta implementación ahora puede predecir cuánto será el ticket de venta diario por producto y con una semana de anticipación, así consigue evitar la sobreproducción o falta de stock.
Además, con la ayuda de Power BI de Microsoft, la pastelería creó un control para visualizar 18 indicadores en 3 campos: ‘Finanzas, gastos y presupuestos’, ‘Recursos humanos’ y ‘Satisfacción del cliente’. Con esto pueden tener una visión más completa del negocio y tomar decisiones en tiempo real.