Aseguran que las piezas negras siempre están en desventaja y por eso en el 64 % de las partidas gana quien usa el color blanco. Así es como proponen enmendar este error histórico.
El paradigma de la inclusividad (felizmente) ha llegado para cuestionar todos los aspectos de la vida en sociedad, hasta los más insospechados, entendiendo que en todas las expresiones de la cotidianidad se encuentran elementos simbólicos que revelan aspectos del incosciente colectivo.
Uno de ellos es el deporte, y sobre todo en estos días cuando está en boga debido a la realización de los juegos olímpicos. Y dentro de ese gran universo, no solo se han abordado temas evidentes como el del sexismo en los uniformes, las categorías de los deportistas en cuanto a la identidad de género o la interseccionalidad aplicada a quienes participan en la justa. También salen a relucir temas menos evidentes.
Por ejemplo, expertos británicos en ajedrez han publicado un artículo científico en el cual cuestionan la forma en la cual históricamente se han realizado las partidas, diciendo que la desventaja a la que están sometidas las piezas negras no solo ponen en posición inferior a quien las usa, sino que también es testimonio de un discurso simbólico asociado al racismo y a la supremacía blanca.
Según investigadores del King’s College de Londres y de la Universidad de Nueva York, el 64 % de las partidas son ganadas por los jugadores que las inician, es decir, lo que usan las piezas blancas. Y otro estudio realizado con el ordenador de ajedrez más potente del mundo, AlphaZero, de 10.000 partidas, las blancas terminaron ganando el 86 % de los juegos. Esto también porque el ajedrez es un juego muy rígido en el cual casi todas las jugadas ya están prediseñadas y hay poco margen para improvisar.
En fin, que para enmedar este error, los autores del artículo ‘Ajedrez honesto’ proponen cambiar las reglas con un giro en los primeros minutos de partida.
En ese sentido, Mehmet Ismail, del King’s College, y el teórico del juego Steven Brams, de Estados Unidos, proponen una solución para combatir el «privilegio blanco» en el ajedrez: que las negras hagan dos jugadas consecutivas después de que las blancas abran el juego, seguido de dos movimientos consecutivos de blancas, y luego la partida retoma su ritmo habitual.
La propuesta ha causado una ola de críticas por parte de ajedrecistas. Unos estiman que, al cambiarse las reglas, se trataría de un juego absolutamente distinto. Otros, proponen que simplemente se haga como en el fútbol: que se lance una moneda antes de comenzar y así se decida quién da el primer movimiento.
A pesar de admitir que el mundo de ajedrez es “bastante conservador”, Ismail insiste en que las reglas propuestas reducirían drásticamente el desequilibrio y eliminarían “la ventaja injusta que tienen las blancas».