El equipo europeo usó mallas de cuerpo entero como una postura frente a la sexualización de los cuerpos de las mujeres deportistas. Pero no fueron las primeras en llevar el tema a la palestra. Te contamos aquí.
El tema del sexismo en los uniformes de las mujeres deportistas ha sido de los principales en debate en lo que va de Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Luego de que hace unos días en una competencia europea el equipo femenino de balonmano de playa de Noruega fuera multado por no usar bikini, muchas mujeres deportistas se han atrevido a hablar del tema en la máxima cita de atletas a nivel mundial.
La desigualdad en los estándares en lo que respecta a los uniformes de las mujeres, que privilegian mostrar el cuerpo, y en los hombres, que privilegian la comodidad, es evidente. La situación es algo que muchas atletas ya no están dispuestas a tolerar y para ello ya toman cartas en el asunto.
Un caso palpable es el de la selección de gimnasia artística alemana. Las deportistas dejaron de lado las tradicionales mallas que dejan parte del cuerpo al descubierto y usaron un inusual conjunto con pantalón hasta los tobillos.
Contrario a lo que sucedió con las noruegas, en el caso de las alemanas, estas no fueron vetadas de la competición ni multadas ya que el traje de cuerpo completo está contemplado en el reglamento de la Federación Internacional de Gimnasia. Solo que generalmente su uso está reducido a las atletas que por motivos religiosos no puedan usar un uniforme descubierto.
En este caso, la decisión de la selección alemana no estuvo relacionada con creecias religiosas, sino que fue una postura de reclamo en contra de la sexualización de las deportistas femeninas, especialmente en esta disciplina que ha estado plagada de casos de abuso sexual.
Es tan común el abuso en esta disciplina que hasta la súper estrella de EEUU Simone Biles, quien muchos califican como la máxima atleta que actualmente compite en Tokio, denunció haber sido víctima y el estrés que aún sufre hizo que el lunes debiera abandonar la competencia en equipos, relegando a su país a la medalla de plata por primera vez en tres olimpiadas.
No es la primera vez que la escuadra alemana se presenta a competir con ese uniforme. El pasado mes de abril, en el campeonato de Europa, las gimnastas también vistieron pantalones.
«Fue particularmente importante para nosotras predicar con el ejemplo, para alentar a otras mujeres, y especialmente a las atletas más jóvenes, a vestirse con lo que se sintieran más cómodas. Esto podría ser el amado traje corto o el de cuerpo entero. Nosotras, la selección alemana, nos reservamos el derecho a decidir, dependiendo de la situación, cómo nos sentimos más cómodas. La nueva posibilidad de autodeterminación en la elección de la ropa nos dará aún más fuerza en el futuro”, escribió la atleta Sarah Voss.
En una entrevista con Reuters, la gimnasta Elisabeth Seitz dijo que la decisión del equipo es un intento de mostrar a las mujeres que son ellas las que deben decidir qué ponerse. “Eso no significa que ya no queramos usar el traje tradicional”, explicó, “es una decisión que se toma día a día, en función de lo que sentimos y queremos. El día de la competencia, decidiremos qué ponernos”.