Hace unos días, Volkswagen bromeaba sobre hacer un cambio de imagen y el público refutó rápidamente la decisión. ¿Porque siempre se obtiene una reacción pasional o negativa? Aquí te lo explicamos
Con el transcurrir de los años hemos visto a muchas empresas y marcas deciden renovar su imagen. Con la que buscan darle un nuevo aire, un toque más moderno o con el objetivo de buscar a un nuevo sector del público. Esos son algunos de los factores por los que se empiezan a dar estos cambios que dejan una huella en su historia.
Una decisión que se ejecuta luego de hacer un análisis respectivo, pero que casi siempre suelen chocar sentimentalmente a las personas que se identifican con la imagen que lleva una cierta marca. Las molestia es evidente en redes sociales, donde mayormente se anuncian los rebranding, apareciendo comentarios como: ¿por qué el cambio de imagen?, «no la cambien», «me gustaba más antes», etc.
Sin embargo, la respuesta de la gente es tan negativa que toma un buen tiempo asimilar el cambio por parte de ellos y por parte de la marca una reflexión si es que hicieron bien en renovar su imagen.
Lo que nos une a los logos
Una de las principales razones que une a las personas con un logo es simplemente por un vínculo, de lo que le ha ofrecido esa marca en el tiempo que la ha consumido. Estas personas no critican por el diseño que tenga el nuevo logo, el color, la forma y otras cosas, su crítica pasa más por las que cosas que pasaron. Por ejemplo: Bimbo es uno de los logos que ha causado un bajón emocionalmente en su público ante la salida del famoso Osito del mercado.
Un caso donde se pudo observar la furia de los fans de los logos fue en el fútbol inglés. Cuando la Premier League decidió cambiar su logo a un león de gráfica más moderna.
Es así como la gente reacciona emocionalmente ante un cambio o desaparición de logo en algunos casos. Finalmente, el aprecio que el ser humano le puede agarrar a algo con lo que se ve identificados o con lo que ha vivido cosas, es grande y marca cuando esa relación se acaba.