Aunque El Juego del Calamar rompe con todos los récords de audiencia, Netflix hasta ahora ha sido incapaz de armar un plan para abastecer el ávido mercado que busca artículos alusivos a la producción. Te contamos aquí.
Ya es harto conocido que El Juego del Calamar es un éxito comercial para Netflix en todo sentido. Se alzó como la serie más vista en toda la historia de la plataforma y le ha abierto la puerta para conquistar nuevos mercados. También hizo disparar las acciones de la empresa y en general consolidar su posicionamiento global en un momento en el que la competencia (Disney+, Apple TV+, Prime Video…) le respira en la nuca.
Por su puesto, para esto ha sido clave la estrategia de marketing al rededor de la producción. Mostrarla como la nueva historia distópica de parajes lejanos —en este caso Corea del Sur— con una iconografía característica y llena de enigmas ha ayudado mucho. No obstante, viéndolo de cerca, Netflix no ha sido eficiente en satisfacer la demanda en todos los ámbitos. Tenemos un caso puntual que da fe de esta afirmación.
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Se trata del área de merchandising. Netflix no termina de armar una estrategia proactiva al rededor del público que busca artículos alusivos a sus producciones y he allí cuando este caso se convierte en emblemático. La plataforma está dejando de ganar millones de dólares, y en cambio el botín lo están aprovechando quienes fabrican productos no oficiales así como otras marcas asociadas a la serie.
Así es el panorama general con el merchandising de Squid Games
En los dos lugares oficiales para adquirir mercadería oficial de Netflix, la oferta de Squid Games es cuando menos precaria. La tienda oficial de la plataforma solo ofrece unos pocos modelos de camisetas. Y la tienda Netflix Hub en Walmart no cuenta con un solo artículo alusivo a la serie.

En primer lugar esta falta de oferta tiene como fundamento el éxito sorpresivo de la serie, pero aun así ya ha pasado tiempo suficiente desde su estreno como para que el defase se hubiese subsanado. Y la prueba salta a la vista.
Cuando se tipea Squid Game en el buscador de Walmart y aparecen decenas de artículos no oficiales. Pueden encontrarse disfraces para Halloween, juegos de mesa, piezas de vestimenta, peluches, muñecos y hasta moldes para galletas. ¿Por qué estas empresas fueron más eficientes que Netflix en producir mercadería? Es un misterio.

El merchandising no oficial de El Juego del Calamar es tan profuso que se hizo viral un reloj despertador con la figura de la muñeca de la serie que pareciera ser capaz de convertir cualquier despertar en pesadilla.
Otras marcas tienen luz verde
Una marca que está ganado dinero con Squid Game sin formar parte oficialmente del pastel es Vans, la marca de ropa deportiva. Esta casa ha visto cómo se dispara la venta de sus zapatillas blancas sin cordones, las mismas que usan los personajes de la serie.
Según un portal de ventas del Reino Unido, el modelo clásico que forma parte de la colección «Off the wall», un básico de la marca, ha tenido un incremento en sus ventas del 7800%.
Adidas ha sido otra marca beneficiada, en este caso vendiendo el chándal retro de color verde y franjas blancas que lucen los jugadores, creciendo su demanda en un 97 %, indica una nota de GQ. Se suman a esto las búsquedas en internet de camisetas blancas con números en el pecho, que suben un 35 %. Y lo mismo pasa con los pantalones de deporte color rosa como los que llevan los guardianes de los juegos, que se han multiplicado hasta el 62 %.
En Amazon ya hay más de 2 000 resultados para el término «disfraz de El Juego del Calamar«, que muchos apuestan será una de las temáticas estrella de este Halloween.
Y otro ganador colateral: según Reuters, el vendedor ambulante An Yong-hui, que ha dedicado toda su vida a hacer galletas dalgonas, las mismas que aparecen en el capítulo tres de la serie, ha pasado de vender 200 unidades al día a 500 y los fanáticos comienzan a hacer fila frente a su puesto callejero desde temprano mañana. ¿Y todavía hay quien dude del poder del marketing?