Chiclets marcó el inicio de un vocablo casi universal en la lengua hispana. Chicle se convirtió en el sustantivo genérico para referirse a la goma de mascar gracias a que Adams fue pionero en el mercado español.
En habla hispana, mencionar la palabra chicle no exige contexto. ¿Por qué? La golosina tiene una fuerte presencia en el mercado hace décadas. Sin embargo, el posicionamiento del término chicle para referirse a la goma de mascar -casi universalmente- se debe a un origen mucho más interesante que implica el lanzamiento de Chiclets de la marca estadounidense Adams y la tradición maya de la época prehispánica. Con 100 años en el mercado español, esta es su historia.
La Doctora por la Universidad Complutense de Madrid, Nuria Rodríguez Martín, hace un análisis de cómo se posicionó el término en España. “El lanzamiento de un producto totalmente desconocido suponía un riesgo y la publicidad era la herramienta imprescindible para hacerlo con éxito”, refiere la especialista en uno de sus textos sobre la publicidad y la sociedad de consumo. Desafío del que salió victoriosa la empresa Adams.
Rodríguez asegura que la goma de mascar llegó al mercado español en la década de 1920. El lanzamiento suponía una gran oportunidad «porque podía resultar en que el nombre de la primera marca que los comercializaba se convirtiera en el sustantivo genérico para referirse al producto». Y así pasó: en un momento de la historia, todos los productos de este tipo pasaron a llamarse chiclets fuere cual fuese su presentación.

El origen del término chicle
El trabajo de Adams en cuanto a publicidad y posicionamiento de marca no fue la única acción detrás de la internacionalización del término chicle. De hecho, el producto nació en la época prehispánica en territorio mexicano. La civilización maya usaba una materia igual a la goma de mascar, pero de origen orgánico. Actualmente, la RAE reconoce que el término proviene del náhuatl tzictli.
La palabra chicle tiene origen en el vocablo maya sicté ya’, cuya traducción se puede interpretar como masticar con la boca. Actualmente, en el estado de Quinta Roo (México) se mantiene la tradición maya. Los lugareños extraen resina del árbol chicozapote de manera tradicional. A los que se encargan de esta labor se les llama chicleros.
El registro de la palabra en la tradición oral española
Tras la tarea de comercialización realizada por Adams, el uso del término chicle se extendió rápidamente. Diversos artículos publicados en medios de comunicación de la época demuestran el natural uso del término chiclet para referirse a la goma de mascar. En 1929, una revista de cine en Barcelona narraba una escena como «esos besos largos y kilométricos, uno de esos besos de chiclet, como dijo alguien».
Tal como ahora sucede con términos como ‘Bicentenario’ o ‘TikTok’, en su momento se usó chiclets para hablar de generaciones. «Tenga que ser esta generación del ‘directo’ y el ‘chiclet'», decía una crónica poética publicada en La Voz de Aragón de España. En el año 1932, un elocuente periodista de El Sol se refería al yo-yo como «un vicio, como el tabaco, como el chiclet, como el whisky».