Una investigación de NABS llegó a la conclusión de que siete de cada diez personas que trabajan en la industria publicitaria considera que necesita prestarle más atención a su salud mental.
Las carencias en salud mental son un problema para gran parte de la población en este momento. Sin embargo, algunos sectores laborales se enfrentan a esta problemática de forma distinta. Este es el caso de la industria publicitaria. World Advertising Research Center (WARC) compartió los resultados de un informe de NABS que muestra el problema.
El informe revela que siete de cada 10 trabajadores de la industria publicitaria consideran que el bienestar mental requiere más atención. NABS es una organización de apoyo a la industria publicitaria y los medios. Según sus resultados, encuentran “una comunidad en el ojo de la tormenta”. Es decir, particularmente afectada por las olas de cambio que generan más estrés y agotamiento.
La salud mental entre los profesionales de la industria publicitaria
El aumento en la demanda de servicios de salud mental ha aumentado en 66% durante los últimos tres años. Así lo señala la directora ejecutiva de NABS, Sue Todd. «La gente en esta industria busca apoyo emocional y es un desafío que todos debemos afrontar», dice. Cabe resaltar que la muestra consideró a más de mil encuestados.
Las personas están experimentando la industria de manera diferente. Es decir, hay una brecha en la experiencia vivida, no una brecha generacional. Y esto impacta directamente en su bienestar mental. Para abordar el bienestar mental, es necesario que haya una mejor comprensión mutua.
Gran parte de la carga del bienestar mental en el lugar de trabajo recae sobre los gerentes que a menudo carecen de experiencia y están poco preparados. Por eso, para avanzar en el bienestar mental, es necesario apoyarlos.

Además, las decisiones sobre cómo y dónde trabajar las personas tienen efectos desiguales y consecuencias no deseadas. Las nuevas formas de trabajar necesitan principios claros para tener éxito.
La brecha entre política y práctica se está convirtiendo en un abismo. La respuesta inicial –y necesaria– al bienestar mental ha sido crear nuevas políticas e iniciativas. Sin embargo, esto ha creado expectativas que aún no se han cumplido.
Por otro lado, si bien la salud mental está empezando a ser desestigmatizada, quienes tienen más probabilidades de sufrirla siguen siendo los que tienen menos probabilidades de ser escuchados. La conversación sobre el bienestar mental debe ampliarse.