¿Encontrar a tu match o enriquecer a una compañía? El amor online está repleto de realidades paralelas en donde unos y otros se benefician, mientras encuentran la pareja ideal.
No es un misterio que las aplicaciones para citas han sabido conjugar perfectamente la idea del amor eterno con la publicidad, donde un corazón roto puede ser el potencial consumidor de una determinada marca o servicio.
Judith Duportail, periodista francesa, lo comenta muy bien en su libro El algoritmo del amor, donde, en base a su propia experiencia, afirma que las Apps de citas como Tinder, Grinder o Match acumulan datos personales y específicos sobre sus usuarios que luego son vendidos a grandes marcas para programar y optimizar las campañas y anuncios que lanzan dentro de la plataforma.
En el 2017, la red social Facebook publicó un polémico estudio que contemplaba los tipos de productos que buscan las personas tras una ruptura sentimental y cómo una marca puede vendérselos exitosamente. En el análisis, aunque es intimidante, no es revolucionario, pues Duportail advierte que en el 2015 el semanario Adweek reveló como Starbucks y Domino’s levantaban campañas valoradas por más de 5.000 dólares en espacios destacados dentro de las citadas aplicaciones.
Intimidante pero no ilegal
La letra pequeña de las apps suelen tener más secretos de los que el público se imagina, en este caso, ofrece un perfil concreto y efectivo para el uso o beneficio de terceros interesados en conocer y segmentar su audiencia de forma más específica y así vender satisfactoriamente. Pero no sin antes advertirles a su lista de usuarios sus términos y condiciones que, en su mayoría, suelen aceptarse sin leerse a detalle o con el debido conocimiento de lo que realmente allí se expone.
Ante esta realidad, Duportail reacciona haciendo hincapié en las 800 páginas de información detallada que Tinder le entregó de su persona durante su experiencia en la plataforma, en la que también se aprecian datos de otras aplicaciones que la periodista tenía instaladas en su teléfono celular. Por ejemplo, todos sus likes de Facebook, fotografías de Instagram, sus estudios, su edad y el rango de edad de hombres o mujeres en los que se interesaba.
Por si fuese poco, también archivaba su historial de conversaciones en la aplicación, el tiempo de conexión y ubicación geográfica. El informe incluso precisaba el tiempo que duraba mirando una imagen, si gustaba más las personas blancas, de color, asiáticos o latinos y hasta el sueldo que para entonces ganaba como periodista.
SUSCRÍBETE a Mercado Negro y sé parte del Medio Especializado en Marketing y Publicidad más grande del Perú. Conoce todos nuestros paquetes en el siguiente link: https://suscripciones.mercadonegro.pe/ Además, deja tus datos en el siguiente formulario para recibir más información: