La organización ecologista Greenpeace utiliza como hilo conductor la destrucción de los ecosistemas en Sudamérica, en un audiovisual que visibiliza el modelo de producción y consumo de esta comida rápida.
De acuerdo con un artículo publicado por Greenpeace, la industria alimentaria es una de las más contaminantes debido a los desechos animales, pesticidas para fumigar cultivos, deforestación para la actividad agrícola, entre otras actividades propias del sector. Una realidad que funciona como el hilo conductor que busca alertar a la población sobre el consumo de comida rápida, en espcifico, los nuggets de pollo.
La organización ecologista desarrolló un audiovisual junto al estudio de animación y diseño francés H5 para lanzar en Francia la campaña “Au bon goût de brûlé” (Con buen sabor a quemado, al español). Un nombre que establece un paralelismo entre las frituras de pollo y la quema de los bosques para luego ser utilizados estos territorios como campos de cultivo.
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Así mismo, para trasladar este mensaje a la pieza audiovisual utilizan como recurso una marca de pollo frito ficticia llamada TGC, que fácilmente se puede relacionar con marcas como KFC tanto en el naming como en el logo y el packaging de los productos. Una acción que se suma a otras críticas en contra de la cadena de comida rápida frecuentemente criticada por sus granjas de pollo.
Acto seguido la narrativa continúa con una serie de imágenes de forma inversa para demostrar los efectos negativos que el consumo de este tipo de comida rápida tiene en el medio ambiente. De esta forma, abordan el proceso que conlleva la elaboración de los nuggets, así como la cría de los pollos, el transporte e incluso la producción del alimento de estos animales con un ritmo tan acelerado que recuerda al de una fábrica.
Cuál es el foco de esta campaña
A través de este trabajo que se difunde en plataformas digitales de forma global, Greenpeace se propone como objetivo principal denunciar las consecuencias negativas que tienen la alta demanda de soja en Europa. De acuerdo con medios internacionales la UE importa alrededor de 14 millones de toneladas de habas de soja al año.
Un mercado tan grande que ha traído como consecuencia que la UE la detención de importaciones de soja, madera y carne a partir del 17 de noviembre del 2021 para evitar la deforestación en Sudamérica como consecuencia de esta actividad comercial.