Este recurso de interacción entre el mundo físico y el digital se encontraba moribundo hasta que la coyuntura sanitaria hizo que se convirtiera en herramienta imprescindible del modo «sin contacto».
Hoy están en todas partes, pero hace poco más de dos años eran un recurso en desuso y casi moribundo. Los códigos QR, que constituyen una evolución del código de barras, fueron creados en 1994 por una subsidiaria de la marca Toyota y en los años 2000 lograron cierto auge como recurso de interacción.
El código QR (las siglas significan en inglés Quick Response, «Respuesta rápida») es un módulo para almacenar información en una matriz de puntos. La matriz se decodifica en el dispositivo móvil gracias a un lector específico (lector de QR) y de forma inmediata lleva al usuario a una ubicación en internet que puede ser un web site, una app, un mapa de localización, un correo electrónico, un perfil en una red social, entre otros.
A pesar de su aparente utilidad, su éxito fuera de Japón fue discreto y su utilización aunque fue ampliamente expandida, no fue masiva. Las razones fueron varias, una de ellas que a los usuarios les resultaba engorroso tener que descargar una app para poder leer el código. Además, no fue hasta hace algo más de una década que los teléfonos inteligentes se volvieron realmente masivos.
Un estudio de Radius GMR indicaba en 2013 que solo un 12% de los consumidores a nivel global usaban este recurso.
No obstante, llegó el 2020 y así como al cien por ciento de los habitantes del planeta se le cambiaron todos los planes, así mismo sucedió que con este recurso tecnológico, que salió del sótano para vivir una verdadera época de esplendor de la mano de la nueva normalidad y la nueva necesidad de herramientas que faciliten el mundo «sin contacto».
La pandemia hizo revivir con creces a los códigos QR que ahora son recurso indispensable para compartir información. Bien sea el menú de los restaurantes, los comprobantes de pago, carnets de identidad, direcciones, pagos móviles, entre otros.
Y sus posibilidades en cuanto a marketing son infinitas. También reducen costos a los negocios ya que favorecen la digitalización, y contribuyen a la segmentación del mercado y a la agilidad de las operaciones.
Hoy están en todas partes y los analistas están seguros de que el auge que vive el recurso en este momento no es coyuntural sino que la herramienta llegó para quedarse. ¿Y tú, usabas el código QR antes del 2020? Te leemos.