Los autos eléctricos han desacelerado su salida al mercado por la escasez de semiconductores, el petróleo de la era 2.0 que para su fabricación necesita el equivalente a 60 piscinas olímpicas. ¿Qué tan sostenible es la industria?
Durante el primer trimestre del 2021 la industria automotriz anunció su intención de transformar el sector hacia la electrificación, entre algunas de sus marcas están Renault y General Motors. El objetivo es caminar hacia un ecosistema de negocios sostenible y esta decisión parece ir en la misma dirección que el alarmante informe de la ONU, mismo que fija como misión más urgente acabar con la huella de carbono para el 2050, pero la realidad sobre la fabricación de autos eléctricos invita a repensar si esta es realmente una tendencia responsable.
Renault ha estado entre los primeros en presionar el acelerador y ha señalado que pretende fabricar 400 000 vehículos eléctricos al año para el 2025. Otros más osados, como Elon Musk, ambiciona en un futuro próximo vender 20 millones de Teslas al año. Ante este escenario, la fiebre por la electrificación ha saturado la oferta de materiales para el desarrollo de semiconductores necesarios para productos tecnológicos, por lo que las industrias han frenado la velocidad de sus ventas y tal parece que el epicentro del problema se encuentra en la fabricación de estos componentes.
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Taiwán: El monstruo que domina la oferta mundial de semiconductores
La electrificación de la industria automotriz se ha convertido en una carrera empresarial por llegar a la tan anhelada “huella de carbono 0”, pero el sector debe competir con otros mercados como el de videojuegos, celulares y computadoras para conseguir el petróleo de la era 2.0: los semiconductores. Taiwán es el proveedor del 90 % de los chips más avanzados a nivel global, pero el contexto pandémico, agravado por el ya latente cambio climático en el país asiático, han retrasado los planes de producción de autos eléctricos.
Desde principios de años, Taiwán ha enfrentado una de sus peores sequías en los últimos 50 años, un hecho sin precedentes que ha convertido en tema de discusión mundial el proceso de fabricación de los semiconductores. De acuerdo con Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), líder mundial en el sector, diariamente utilizan 156 000 toneladas de agua, el equivalente a 60 piscinas olímpicas, para el desarrollo de sus chips con el fin de abastecer a empresas como Apple o Qualcomm.

Aún más críticas han sido las medidas tomadas por el país asiático que ha debido regular el uso del vital líquido en todo su territorio para priorizar el desarrollo de semiconductores necesarios para la industria de los autos eléctricos, incluso en detrimento de la producción agrícola que debió parar de regar 74 mil hectáreas de plantaciones.
¿Qué tan accesible será la sostenibilidad?
Aunado a este problema se suma la disyuntiva de qué tan accesible es para el consumidor un futuro responsable con el medio ambiente, ya que los fabricantes de semiconductores han anunciado que aumentarán el precio de sus chips y esto sin duda impactará en los precios de la tecnología.
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El proveedor holandés de chips para autos eléctricos, NXP Semiconductors, anunció recientemente que aumentaría sus precios debido a la escasez de este material. A este lo han seguido otras como DB HiTek y TSMC, quienes han asegurado que aumentarán sus costos entre un 10 % y 20 %. Pese a que no han decidido hablar de montos exactos se prevé que entre las empresas afectadas se encuentran Apple, NVIDIA, AMD, General Motors Co. y Toyota Motor Corp., entre otros.