El coronavirus sigue afectando con fuerza a la industria musical, que está privada de una de sus mayores fuentes de ingreso: los conciertos. Ante tal escenario los artistas buscan otras formas de circular y hacer negocio.
La pandemia de covid-19 no se cansa de hacer estragos en industrias de toda índole, sobre todo de la que requiere de público y de reuniones, entre ellas el negocio de la música que tiene en sus conciertos y giras su principal fuente de ingresos. Ante tal escenario, sus estrellas se reinventan y buscan nuevas formas de hacer negocio, una de ellas es la venta de sus catálogos.
Shakira, Bob Dylan, Neil Young y la banda Blondie son algunas de las estrellas que han decidido monetizar sus canciones para mantener en algo sus ingresos, aunque se trata de una apuesta arriesgada porque significa dejar atrás los privilegios de derecho de autor, detalla un reportaje de la revista Rolling Stone.
Es así como, por ejemplo, la colombiana vendió a la compañía británica de gestión de canciones e inversión en propiedad intelectual Hipgnosis Songs Fund todo su repertorio conformado por unos 145 temas. El premio nobel, por su parte, cedió a Universal unas 600 canciones, incluyendo clásicos como «Blowin ‘In the Wind», «The Times They are a-Chaning» o «Like a Rolling Stone «.
Young también vendió a Hipgnosis, en este caso el acuerdo es por el 50% de los derechos de autor de su catálogo, que comprende unas 1.180 canciones. Y por el mismo sendero transitaron otras luminarias como Lindsay Buckingham, Dave Stewart (Eurythmics), Debbie Harry (Blondie), Chryssie Hynde (Pretenders), The Chainsmokers o Mark Ronson. Toma el dinero y corre parece ser el lema para tanta leyenda.
Explica un despacho de AFP que poseer los derechos de los catálogos permite recibir regalías por cada uso de una canción, ya sea una descarga, una escena de una película o un anuncio publicitario, lo que puede ser muy rentable a largo plazo. Los inversores lo han detectado y están cada vez más interesados en este filón del mercado de la música.
Algunos acuerdos recientes han alcanzado precios récord, aunque no se han confirmado oficialmente: Bob Dylan obtuvo un estimado de 300 millones de dólares, mientras que Young habría recibido 50 millones. Blondie y Shakira no han hecho públicos los importes de sus acuerdos.
David Crosby, cantante y compositor de los Byrds, dijo sobre el tema a AFP: «La razón principal es simplemente que todos estamos como en una jubilación forzada y no hay nada que podamos hacer al respecto. No habría vendido si no me hubieran obligado a hacerlo», agregó, lamentándose de la política de las plataformas de streaming que, en su opinión, pagan migajas a la mayoría de los músicos, a excepción de los grandes nombres del momento.
Para Jane Dyball, exdirectora general de la asociación de editores de música británica, «siempre ha habido movimientos con los catálogos tras bastidores». Pero las compras masivas recientes les han dado una nueva visibilidad y han subido las apuestas.
Los términos de los contratos de venta por catálogo varían de un artista a otro y rara vez son públicos. Pero la multiplicación de transacciones llevará posiblemente a que las canciones sean más fáciles de usar para películas o comerciales.