A cargo del fotógrafo Guillaume Belvèze Abitbol, la propuesta demuestra que es difícil decir “no” a una pieza de pollo del fast food.
Popeyes acaba de lanzar una campaña visual que va más allá de lo convencional. Bajo el nombre de «Hard to say no», la famosa cadena ha trabajado de la mano con su agencia Change, una alianza de FCB, y el fotógrafo Guillaume Belvèze Abitbol para capturar el irresistible sabor de sus productos con unas minimalistas, pero resaltantes fotografías.
Esta propuesta no podría ser más simple ni más poderosa: solo el «SÍ» de su logotipo aparece al final de cada imagen. La marca ha apostado por dejar a un lado los eslóganes o lemas tradicionales y ha transformado su logotipo en una declaración de intenciones: es difícil decir que no a sus tentadores platillos.
La campaña, está compuesta por 4 imágenes y no hay modelos posados ni escenarios elaborados. Solo se capturan manos en movimiento, con productos tan reales y que apelan a sentir un antojo al momento. Las papas fritas, doradas a la perfección, el pollo crujiente y jugoso, y la bebida refrescante y fría son los verdaderos protagonistas. Las tomas no buscan solo mostrar los productos, sino provocar una inmediata: ¡Sí!.
Visualmente, la campaña destaca por sus colores intensos y texturas crudas, creando una sensación de autenticidad y deseo. El empaque luce realista, y cada imagen tiene un aire fresco y sin pulir, un estilo que se aleja de las publicidades tradicionales y busca conectar directamente con los instintos de los espectadores.
Con «Hard to Say No», Popeyes apuesta por una estrategia minimalista de branding, en la que el producto habla por sí mismo. La campaña está presente en medios impresos, carteles y publicidad exterior digital, y está diseñada para atraer tanto a los amantes de la gastronomía como a aquellos que buscan campañas visuales ingeniosas y contundentes.